quinta-feira, 29 de abril de 2010

JORNAL ARGENTINO PERGUNTA "QUE FARSA QUER SERRA ?"


"Analista argentino Martín Granovsky pergunta: qual farsa Serra quer?

O que fica claro, olhando desde a Argentina, é que José Serra associa o Mercosul a um valor negativo. Para ele, por outro lado, seria positivo que o Brasil firmasse muitos tratados de livre comércio.

Cabe lembrar que o Mercosul não é o paraíso em boa medida porque foi esvaziado pela dupla FHC-Menem com a ajuda de Domingo Cavallo, o ministro argentino que adorava as áreas de livre comércio como Serra.

O Mercosul é resultado concreto da construção regional. Outros são a Unasul e o Conselho de Defesa Sulamericano. E a chave dessa estabilidade é a sólida relação entre Argentina e Brasil.

O artigo é de Martín Granovsky, analista internacional argentino e colunista do jornal Página 12.

¿Qué farsa quiere Serra?

El Mercosur no es el paraíso, en buena medida porque fue vaciado de política por la dupla FHC-Menem con ayuda de Domingo Cavallo, el ministro argentino que adoraba las áreas de libre comercio como Serra. Pero el Mercosur es uno de los varios resultados concretos de la construcción regional. Otro resultado es la Unasur, que agrupa a toda Sudamérica. Otro más es el Consejo de Defensa Sudamericano. Y la clave de la estabilidad sudamericana es la sólida relación entre la Argentina y Brasil.

Martín Granovsky (*)

Pido un préstamo a los hermanos brasileños: ¿podrán mandarnos un manual para entender a Serra? Primero dijo que el Mercusur es “una farsa”. Después pidió “flexibilizar el Mercosur”. ¿Cómo se flexibiliza una farsa? Misterio. Lo que queda claro, desde la Argentina, es que José Serra asocia el Mercosur con una valoración negativa. Para él, en cambio, sería positivo que Brasil firmase muchos tratados de libre comercio. Según Serra, Brasil no puede hacerlo, justamente, por culpa de las barreras que le impondría el Mercosur.

Olvidemos el misterio. Según datos del Intal, Instituto para la Integración de América latina, durante 2009 el comercio internacional se desplomó. Las exportaciones brasileñas a la Argentina, Uruguay y Paraguay, sus socios del Mercosur, bajaron 27,2 por ciento y las importaciones bajaron 12,2 por ciento. Pero la mirada histórica es más interesante:

• En 2008, cuando la crisis internacional ya había comenzado, las exportaciones se habían incrementado en un 25,3 por ciento respecto del 2007 y las importaciones en un 28,5 por ciento.

• Incluso en medio de la peor crisis desde los años ’30, el valor del intercambio con el Mercosur fue de 28.935 millones de dólares en 2009. Casi igual a la cifra registrada en 2007, antes de la crisis: 28.978 millones de dólares.

Para Brasil, el Mercosur representó en 2009 el 10,3 de sus exportaciones e importaciones.

Ni Brasil ni la Argentina sufrieron el 2009 como Grecia, para poner el caso mundial de un país que ahora tiene que seguir el camino de contracción fiscal y económica sufrida ya por los brasileños con FHC y por los argentinos con Carlos Menem. Pero Grecia está lejos. Más cerca, México sufrió más porque el 80 por ciento de su intercambio depende de la relación comercial con los Estados Unidos. Brasil y la Argentina fueron menos golpeados por la debacle y no necesitaron ningún TLC para seguir con su estrategia de comercio diversificado, entre ellos o con China.

El Mercosur no es el paraíso, en buena medida porque fue vaciado de política por la dupla FHC-Menem con ayuda de Domingo Cavallo, el ministro argentino que adoraba las áreas de libre comercio como Serra. Pero el Mercosur es uno de los varios resultados concretos de la construcción regional. Otro resultado es la Unasur, que agrupa a toda Sudamérica. Otro más es el Consejo de Defensa Sudamericano. Y la clave de la estabilidad sudamericana es la sólida relación entre la Argentina y Brasil, nuestro vecino con magnitud de Bric. No es poco: la región no presenta ningún conflicto limítrofe importante y refleja una sintonía mayoritaria y un nivel de paz y previsibilidad que hoy son una joya mundial.

Cuando la palabra “farsa” aparece en medio de esta construcción imperfecta pero persistente conviene encender las luces de alerta. Si Serra eligió la espectacularidad para diferenciarse de Lula y de Dilma Rousseff, y si además ignora las construcciones institucionales colectivas, tal vez esté indicando que en su opinión los objetivos regionales deben disolverse en múltiples TLC particulares. La apuesta a favor del modelo de los TLC no amortigua una crisis feroz. Tampoco sirve para resolver en un ambiente de negociación dentro de la diversidad crisis como las de Bolivia, de Colombia, de Venezuela y de Ecuador, o para dar un horizonte de inclusión con el primer encuentro de presidentes de América latina y el Caribe.

No son gestos retóricos. Cuanto más intensa sea la convivencia regional será más fácil negociar en un mundo turbulento. Sudamérica probó que puede mantener diferencias con los Estados Unidos, como su rechazo al Area de Libre Comercio de las Américas, y a la vez evitar la hostilidad infantil con Washington. Brasil y la Argentina, por tomar como ejemplo a los dos socios mayores del Mercosur, tuvieron una postura común frente a la deuda: se desengancharon del Fondo Monetario Internacional, aumentaron sus reservas, abandonaron el modelo adictivo de absorción de capitales y desconectaron la mecha común que tenían dos bombas, la deuda interna y la deuda externa. Los dos países plantean el mismo tipo de reformas democratizadoras en el FMI y los otros organismos multilaterales. Y consiguieron que cada diferencia comercial quede limitada a un pequeño porcentaje de su intercambio bilateral (es menor al 10 por ciento del total) y pueda ser negociada sin escaladas políticas.

Con esta política Brasil y la Argentina crecieron y disminuyeron la indigencia y la miseria. Lo mismo hizo Uruguay con Tabaré Vázquez primero y ahora con José Mujica, y eso intenta Paraguay con Fernando Lugo. El resultado no está tan mal, si se lo compara con épocas anteriores de recesión o de crecimiento sin distribución de renta ni aumento de empleos.

Si nuestras políticas parecen haber sido bastante serias. ¿por qué se opone Serra? ¿Querrá montar una farsa? Con FHC y Menem terminamos llorando. Y en la vida es mejor la joia."

FONTE: escrito por Martín Granovsky (*), analista internacional argentino, columnista del diario "Página/12". Publicado no site "Carta Maior" [título colocado por este blog].

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