A Agustin Rossi, novo Ministro da Defesa, fala ao JORNAL
ARGENTINO “Página 12”
“Desde
su nuevo cargo, Rossi volvió a reivindicar su condición de “militante político de este
proyecto” que encabeza Cristina Kirchner. Dijo que las
consignas Memoria,
Verdad y Justicia “van a
seguir estando presentes en cada cosa que se haga desde este ministerio” y
que un eje de su gestión será la producción para la defensa.
Por Nicolás Lantos
A los 53
años, Agustín Rossi desempeña por primera vez un rol ejecutivo. Ya en funciones
como ministro de Defensa, recibe a Página/12 en su flamante despacho en el Edificio
Libertador. Allí cuenta de sus planes para la cartera que le confió Cristina
Fernández de Kirchner y dice que sintió “que había una muestra de confianza
enorme de la Presidenta para invitarme a que la acompañe en su gabinete”. Rossi
insiste en definirse como un funcionario militante, destaca la “idea de la
construcción colectiva” que comparten los kirchneristas y advierte que “es
difícil de entender el sueño colectivo para aquellos que sólo tienen
aspiraciones individuales”.
Comentan
en su entorno que Rossi es incapaz de disimular su carácter cuando está mal
humor: por eso le dicen “el Chivo”. El ministro de Defensa, sin embargo, luce
sonriente y relajado. Su estado de ánimo desmiente a quienes interpretaron su
salida de la presidencia del bloque de diputados del Frente para la Victoria
como un paso en falso y él también: “Al contrario”, espanta esa idea con una
mano como si fuese un mosquito. “Sentí que había una muestra de confianza
enorme de la Presidenta para invitarme a que la acompañe en su gabinete.”
El
Ministerio de Defensa es el último paso de una carrera política que Rossi
comenzó en el PJ de Rosario, partido al que representó como concejal a fines de
la década del ’80 y luego a partir de 2002. En el ínterin, desencantado con el
rumbo político del país, decidió retirarse a la actividad privada, ejerciendo
como ingeniero. En 2005, a instancias de Néstor Kirchner, fue candidato a
diputado nacional, ingresó a la Cámara baja y comenzó a presidir el bloque
oficialista, labor que cumplió durante siete años y medio, con un record que
pondría verde de la envidia a cualquier campeón de boxeo: una sola votación
perdida en todo este tiempo, aquella del 82 por ciento móvil para las
jubilaciones, durante los dos años que el kirchnerismo perdió la mayoría en
manos del conglomerado opositor. El termo y el mate que él mismo ceba durante
toda la entrevista es el que usaba en su despacho en el Congreso.
Autodefinido
como funcionario militante, Rossi llega al Ministerio de Defensa acompañado por
la imagen del Ejército colaborando, codo a codo con militantes políticos y
sociales y organizaciones civiles tras el temporal que azotó la ciudad de La
Plata, en abril, y que la misma presidenta Cristina Fernández de Kirchner
recordó en pasajes importantes de sus intervenciones públicas desde entonces.
En sus primeros días al frente del ministerio, Rossi habló de una “nueva etapa”
para el área y de “tender puentes” entre las Fuerzas Armadas y la sociedad.
– ¿Cuál es el significado de esas definiciones?
–La
primera medida tomada por decisión de la Presidenta tras mi designación fue la
creación de dos nuevas secretarías: una, la Secretaría de Coordinación Militar
de Asistencia en Emergencias, es la que ocupa María Cecilia Rodríguez, que
tiene la mirada puesta fundamentalmente en la emergencia y tiene a su cargo
diseñar cómo tiene que ser la participación de las Fuerzas Armadas ante
situaciones de este tipo. La otra, la Secretaría de Ciencia, Investigación y
Desarrollo, con Santiago Rodríguez, es básicamente una secretaría de producción
para la defensa. Con el reingreso de Fabricaciones Militares, sumado al
astillero Tandanor, a la Fábrica Argentina de Aviones, hace a una cantidad de
recursos que nosotros tenemos que potenciar, jerarquizándolos, visibilizándolos
y potenciándolos. Por eso hablo de nueva etapa, porque le daremos prioridad a
ese perfil que se complementa perfectamente con todo lo bueno que se viene
haciendo en esta área durante las gestiones de Nilda Garré y Arturo Puricelli.
El sentido que queremos darle a esta gestión surge desde estas nuevas
secretarías porque son dos lugares donde la sociedad puede tener una mirada mas
completa sobre el rol de que deben tener las Fuerzas Armadas en un país de paz.
Ese es de alguna manera el desafío.
– Hace dos semanas, todavía en el Congreso,
defendiendo la ley de exteriorización de capitales, usted se definió como un
militante antes que como un diputado. ¿Cómo se traslada esa definición a su
nuevo rol?
–Yo en
ese discurso estaba diciendo que hay algunas cosas que a veces no se entienden
de nuestro espacio político, como el tema de la épica. Es difícil entender la
épica para aquellos que no tienen épica, o el sueño colectivo para aquellos que
solo tienen aspiraciones individuales: nosotros nos concebimos como parte de
una construcción colectiva. En ese marco, reivindiqué que nuestro rol de
militantes es previo a las distintas funciones que en cada momento y en
distintas circunstancias uno pueda ocupar. Yo me siento un militante político
de este proyecto y siempre dije que iba a estar en el lugar que en que la
Presidenta considerara que tenía que estar. La Presidenta pensó que en esta
etapa yo debía estar aquí en el Ministerio de Defensa y lo voy a hacer con las
mismas ganas, con la misma convicción y con el mismo esfuerzo que puse en los
siete años y medio que estuve al frente del bloque. Esto es lo que estoy
haciendo. Pero la sensación que yo tengo, además, es que esto que me pasa en
términos personales no es algo solamente mío. Sé que la mayoría de los militantes
que componemos el Frente para la Victoria tiene esa misma mirada, esa misma
concepción, que tiene que ver con esta idea de la construcción colectiva, de
defender valores, de defender convicciones. De eso se construye nuestro espacio
político.
– No parece estar viviéndolo como un “freezer” al
que lo metieron para despejar la interna santafesina, como plantearon
públicamente algunas figuras de la oposición...
–Para
nada. Esa idea tiene que ver con una tendencia a ver las decisiones políticas
desde el punto de vista de la mezquindad, con una mirada muy coyuntural, muy
chiquita. Nadie elige a un colaborador para un cargo tan importante solamente
para resolver otras cuestiones subalternas. Me parece que es una mirada muy
primaria. La verdad es que yo sentí exactamente lo contrario. Sentí que había
un reconocimiento, una muestra de confianza enorme de la Presidenta para
invitarme a que la acompañe en su gabinete. Eso para mí es decisivo a la hora
de pensar la política y pensarme como parte de este proyecto político así que
inmediatamente que la Presidenta me lo dijo, empecé a pensar cómo va a ser mi
trabajo acá y lo hice con mucha alegría. Cualquier otra lectura es muy chiquita
o directamente intencionada.
– La designación de Santiago y María Cecilia
Rodríguez fue interpretada por algunos medios como una avanzada de La Cámpora
en el Ministerio de Defensa...
–Tanto
Santiago como Cecilia son excelentes cuadros políticos, excelentes militantes
que han demostrado una enorme eficiencia en cada una de sus tareas anteriores.
Cecilia empezó en el Ministerio de Desarrollo Social, estuvo en Relaciones con
la Comunidad en el Ministerio de Seguridad, es una especialista en todo lo que
es la acción de las distintas agencias del Estado en los momentos donde se da
una situación así. Su aporte es indispensable, con experiencia concreta. Uno no
puede hablar de emergencia desde la teoría, uno tiene que hacerlo desde la
práctica y desde la gestión. Y Santiago viene de ser interventor de
Fabricaciones Militares, tiene una gestión excelente allí, conocida por todos
los que están en el tema, y tiene experiencia en la relación con las fuerzas.
Yo creo que los dos van a aportar muchísimo a la gestión y eso explica sus
roles.
– El Ministerio de Defensa, en los últimos meses,
se vio expuesto ante situaciones adversas, como la vivida por la Fragata
Libertad, el hundimiento del Santísima Trinidad, las denuncias acerca de la
Campaña Antártica. ¿Hay planes específicos para evitar otros problemas
parecidos?
–Sabemos
cuál es la situación de coyuntura política hoy en la Argentina. Hay un grupo de
medios que tienen una mirada contraria al gobierno argentino y que intentan
llevar adelante una campaña de desprestigio, de desgaste de la gestión y
fundamentalmente de la figura de la Presidenta. Yo no me engaño: nosotros
sabemos lo que está pasando. Ya sucedió en la Argentina en otros períodos y con
otros gobiernos nacionales, populares y democráticos que siempre se los ha
intentado atacar y desgastar desde determinados lugares. Nosotros ante eso
tenemos que responder con la gestión, respondiendo a cada situación que pueda
generarse, tratando de que la gestión sea lo más eficiente posible. Cuando uno
gobierna tiene una responsabilidad primaria, que es la gestión. Sobre eso vamos
a poner todo nuestro esfuerzo. Nos preocupamos por la gestión y no por lo que
algún medio de comunicación pueda llegar a decir.
– ¿Cuál será la política de su ministerio respecto
de los juicios de lesa humanidad por crímenes cometidos durante la última
dictadura militar?
–Esta es
una etapa en donde todo lo que son los juicios por delitos de lesa humanidad
está en manos de la Justicia. Nosotros tenemos clara nuestra posición sobre
esta cuestión, que es Memoria, Verdad y Justicia. Esas son nuestras consignas y
van a seguir estando presentes en cada cosa que se haga desde este ministerio y
desde este gobierno. Es una política de Estado del Estado argentino.
“Hay un solo liderazgo, el de Cristina”
Aunque el
Ministerio de Defensa es su primer cargo ejecutivo, Agustín Rossi advierte que,
en realidad, la jefatura del bloque del Frente para la Victoria en la Cámara
baja, que ocupó durante casi dos mandatos, es “una especie de cargo mixto”
porque implica manejar una bancada de más de un centenar de diputados para ser
la herramienta del gobierno nacional en el Congreso. En esa función Rossi se
convirtió en una figura relevante del kirchnerismo a pesar de no contar con
genética pingüina. Desde ese lugar analiza el escenario electoral que aparece
en el horizonte, las turbulencias hacia dentro de la coalición oficialista y el
desafío del kirchnerismo de construir la continuidad más allá del 2015. “En la
Argentina hay muchos dirigentes políticos pero hay un solo liderazgo, el de
Cristina”, define.
– ¿Cómo ve el panorama para las próximas elecciones legislativas, que siempre resultan complicadas para los oficialismos?
– La Presidenta, en el discurso que dio ante la Asamblea Legislativa el 1º de marzo de 2010, habló de la Argentina virtual y la Argentina real. Yo creo que esa definición sigue más vigente que nunca. Hay una Argentina real que es la Argentina del trabajo, la Argentina de los empresarios que invierten, de los trabajadores que cerraron a la alza todas sus paritarias, de los portadores del derecho de la Asignación Universal por Hijo y de todas las asignaciones familiares que aumentaron más de un treinta por ciento por la decisión de la Presidenta hace algunos días, de un sistema financiero que alienta cada vez más a un sector productivo que sigue creciendo. Y después, la Argentina virtual que pintan algunos medios de comunicación a la que se suben algunos dirigentes opositores, que es la Argentina del desánimo, las malas noticias y el está todo mal. Son dos Argentinas totalmente distintas. Nosotros en la gestión no le hablamos a la Argentina virtual, aunque intenten inocular odio como una lluvia ácida sobre algunos sectores de esta sociedad, sino a la Argentina real que quiere seguir creciendo después de diez años de crecimiento económico, de inclusión social, que recuperó sueños, que recuperó expectativas y que sigue recuperando derechos y ampliando la frontera de derechos, como con la ley de fertilización asistida que aprobó el Parlamento la semana pasada y que es una muestra más de hacia dónde se dirige esa Argentina. Y al momento de las elecciones yo creo que una vez más se va a imponer a la Argentina virtual. Lamento que la dirigencia política se suba a esa Argentina virtual, porque termina absolutamente disociada de gran parte de la sociedad. Hay que recorrer el país para darse cuenta de que las cosas que se dicen no tienen nada que ver con la vida cotidiana de los argentinos.
– Su definición de funcionario militante colisiona con la de otras figuras a las que la Presidenta recientemente les reclamó mayor compromiso con el proyecto. ¿Cómo cree que va a resolverse ese conflicto que existe hoy en día al interior del Frente para la Victoria?
– Yo creo que nosotros, independientemente de todas las coyunturas, somos un espacio político que hoy tiene un liderazgo excluyente que es el de Cristina Fernández de Kirchner. No hay en la historia argentina contemporánea un liderazgo que haya tenido que superar tantas adversidades como el de Cristina. Si no, recordemos: el conflicto de 2008, la derrota electoral en 2009, la muerte de Néstor Kirchner en 2010. Ante cada una de esas adversidades Cristina reafirmó su liderazgo. Pasaron todas esas cosas y a pesar de todo nos condujo a la victoria en la elección de 2011. Cristina es quien conduce el movimiento nacional y popular en esta etapa de la historia y nuestro movimiento va a ir hacia donde indique ese liderazgo. Y esa condición de liderazgo ni si quiera la definimos los militantes sino que la decide el pueblo argentino. Aquellos dirigentes políticos que no toman nota de la dimensión de ese liderazgo se equivocan porque no están leyendo adecuadamente lo que es esta etapa histórica. Yo estoy tranquilo y convencido de que a la hora de votar nuevamente el pueblo respaldará a Cristina y la forma de respaldar a Cristina es votando a los candidatos del Frente para la Victoria. Me parece que ese es el escenario real. Lo demás es mucha cháchara, mucho color. En la Argentina hay muchos dirigentes políticos y un solo liderazgo, el de Cristina. En la Argentina hay muchos candidatos a presidente pero una sola estadista, Cristina. Cuando yo recorro la Argentina, cuando recorro la provincia de Santa Fe, lo que más escucho es “cuidala a Cristina”, “mandale un saludo a Cristina”, “dale un beso a la Presidenta”. Son todas muestras de afecto, desde las ciudades más importantes hasta el pueblito más chico que me ha tocado recorrer.
– Sin embargo la mandataria está dando señales claras de que no va a buscar otro mandato en 2015. ¿Cómo cree que el kirchnerismo resolverá esta situación inédita de la sucesión?
– Yo no me quiero adelantar a ninguna circunstancia, pero reafirmo lo que dije recién: nosotros tenemos un liderazgo. Y un liderazgo con la intensidad como tiene el de Cristina va a estar presente en el 2013, en el 2014 y en el 2015.
– ¿Cómo ve el panorama para las próximas elecciones legislativas, que siempre resultan complicadas para los oficialismos?
– La Presidenta, en el discurso que dio ante la Asamblea Legislativa el 1º de marzo de 2010, habló de la Argentina virtual y la Argentina real. Yo creo que esa definición sigue más vigente que nunca. Hay una Argentina real que es la Argentina del trabajo, la Argentina de los empresarios que invierten, de los trabajadores que cerraron a la alza todas sus paritarias, de los portadores del derecho de la Asignación Universal por Hijo y de todas las asignaciones familiares que aumentaron más de un treinta por ciento por la decisión de la Presidenta hace algunos días, de un sistema financiero que alienta cada vez más a un sector productivo que sigue creciendo. Y después, la Argentina virtual que pintan algunos medios de comunicación a la que se suben algunos dirigentes opositores, que es la Argentina del desánimo, las malas noticias y el está todo mal. Son dos Argentinas totalmente distintas. Nosotros en la gestión no le hablamos a la Argentina virtual, aunque intenten inocular odio como una lluvia ácida sobre algunos sectores de esta sociedad, sino a la Argentina real que quiere seguir creciendo después de diez años de crecimiento económico, de inclusión social, que recuperó sueños, que recuperó expectativas y que sigue recuperando derechos y ampliando la frontera de derechos, como con la ley de fertilización asistida que aprobó el Parlamento la semana pasada y que es una muestra más de hacia dónde se dirige esa Argentina. Y al momento de las elecciones yo creo que una vez más se va a imponer a la Argentina virtual. Lamento que la dirigencia política se suba a esa Argentina virtual, porque termina absolutamente disociada de gran parte de la sociedad. Hay que recorrer el país para darse cuenta de que las cosas que se dicen no tienen nada que ver con la vida cotidiana de los argentinos.
– Su definición de funcionario militante colisiona con la de otras figuras a las que la Presidenta recientemente les reclamó mayor compromiso con el proyecto. ¿Cómo cree que va a resolverse ese conflicto que existe hoy en día al interior del Frente para la Victoria?
– Yo creo que nosotros, independientemente de todas las coyunturas, somos un espacio político que hoy tiene un liderazgo excluyente que es el de Cristina Fernández de Kirchner. No hay en la historia argentina contemporánea un liderazgo que haya tenido que superar tantas adversidades como el de Cristina. Si no, recordemos: el conflicto de 2008, la derrota electoral en 2009, la muerte de Néstor Kirchner en 2010. Ante cada una de esas adversidades Cristina reafirmó su liderazgo. Pasaron todas esas cosas y a pesar de todo nos condujo a la victoria en la elección de 2011. Cristina es quien conduce el movimiento nacional y popular en esta etapa de la historia y nuestro movimiento va a ir hacia donde indique ese liderazgo. Y esa condición de liderazgo ni si quiera la definimos los militantes sino que la decide el pueblo argentino. Aquellos dirigentes políticos que no toman nota de la dimensión de ese liderazgo se equivocan porque no están leyendo adecuadamente lo que es esta etapa histórica. Yo estoy tranquilo y convencido de que a la hora de votar nuevamente el pueblo respaldará a Cristina y la forma de respaldar a Cristina es votando a los candidatos del Frente para la Victoria. Me parece que ese es el escenario real. Lo demás es mucha cháchara, mucho color. En la Argentina hay muchos dirigentes políticos y un solo liderazgo, el de Cristina. En la Argentina hay muchos candidatos a presidente pero una sola estadista, Cristina. Cuando yo recorro la Argentina, cuando recorro la provincia de Santa Fe, lo que más escucho es “cuidala a Cristina”, “mandale un saludo a Cristina”, “dale un beso a la Presidenta”. Son todas muestras de afecto, desde las ciudades más importantes hasta el pueblito más chico que me ha tocado recorrer.
– Sin embargo la mandataria está dando señales claras de que no va a buscar otro mandato en 2015. ¿Cómo cree que el kirchnerismo resolverá esta situación inédita de la sucesión?
– Yo no me quiero adelantar a ninguna circunstancia, pero reafirmo lo que dije recién: nosotros tenemos un liderazgo. Y un liderazgo con la intensidad como tiene el de Cristina va a estar presente en el 2013, en el 2014 y en el 2015.
Desde afuera de Diputados
La ley de
fertilización asistida no fue lo único en lo que coincidieron de forma casi
unánime los diputados el miércoles pasado. Luego de que se leyera, como
formalidad, el texto con el que Agustín Rossi renunció a su banca, legisladores
del oficialismo y la oposición le dedicaron un cerrado aplauso al ex jefe de
bloque.
– ¿Cómo vivió la sesión del miércoles pasado, la primera que le toca ver desde afuera de la Cámara de Diputados después de siete años y medio al frente del bloque oficialista?
– Estaba acá trabajando y me avisaron que se había aprobado. Me alegré mucho porque la habíamos trabajado bastante, porque es una buena ley, en línea con lo señalado por la Organización Mundial de la Salud y me parece que es un derecho de todos los argentinos. Hay historias trágicas detrás de esa ley. De parejas que han tenido que vender una casa para pagar un tratamiento de fertilización asistida o que directamente no han podido. Y la sensación de injusticia es enorme. Si la ciencia te permite resolverlo pero no podés acceder a eso por una cuestión económica la frustración es aún mayor. Es por eso es que la Presidenta ha apoyado esta ley, para democratizar la ciencia y la tecnología y que esté al alcance de todos los argentinos. Es una ley que tiene que ver con nuestro ADN como movimiento político: es ampliar derechos.
– ¿Qué tal la ve a Juliana Di Tullio para reemplazarlo al frente de la bancada?
– La veo muy bien, va a ser una excelente presidenta de bloque, me alegra muchísimo que sea ella. Compartimos mucho estos siete años y medio juntos en el bloque, con mucha más intensidad en los dos y medio últimos que ella fue la vicepresidenta. Me parece que lo va a hacer muy bien, tiene mucha capacidad para llevar la tarea adelante.”
– ¿Cómo vivió la sesión del miércoles pasado, la primera que le toca ver desde afuera de la Cámara de Diputados después de siete años y medio al frente del bloque oficialista?
– Estaba acá trabajando y me avisaron que se había aprobado. Me alegré mucho porque la habíamos trabajado bastante, porque es una buena ley, en línea con lo señalado por la Organización Mundial de la Salud y me parece que es un derecho de todos los argentinos. Hay historias trágicas detrás de esa ley. De parejas que han tenido que vender una casa para pagar un tratamiento de fertilización asistida o que directamente no han podido. Y la sensación de injusticia es enorme. Si la ciencia te permite resolverlo pero no podés acceder a eso por una cuestión económica la frustración es aún mayor. Es por eso es que la Presidenta ha apoyado esta ley, para democratizar la ciencia y la tecnología y que esté al alcance de todos los argentinos. Es una ley que tiene que ver con nuestro ADN como movimiento político: es ampliar derechos.
– ¿Qué tal la ve a Juliana Di Tullio para reemplazarlo al frente de la bancada?
– La veo muy bien, va a ser una excelente presidenta de bloque, me alegra muchísimo que sea ella. Compartimos mucho estos siete años y medio juntos en el bloque, con mucha más intensidad en los dos y medio últimos que ella fue la vicepresidenta. Me parece que lo va a hacer muy bien, tiene mucha capacidad para llevar la tarea adelante.”
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